La abuelita es originaria de La Ceiba, Honduras, pero hace unos 30 años se mudó a New Orleans.
Con una sonrisa que ilumina cualquier habitación y un corazón lleno de historias, Doña Ramona celebra su centenario rodeada de amor. Nacida en La Ceiba, Honduras, esta abuela centenaria vive hoy en New Orleans, donde continúa siendo el alma de su familia.
A sus 100 años, conserva la lucidez, el buen humor y una memoria privilegiada. Habla con cariño de su vida en Honduras, los sacrificios que ha hecho, y también de las bendiciones que ha recibido. Para ella, la clave de una vida larga y plena está en su fe, su familia… y su actitud.
“Trato de ser feliz todos los días, aunque sea un poquito. Eso también es un deber,” dice con convicción.
Quienes la conocen la llaman con ternura “Monchita”. Disfruta de cocinar, salir de compras y, como ella misma dice, “comer de todo”. Pero más allá de sus pasatiempos, es su sabiduría lo que deja huella en quienes la escuchan.
Doña Ramona también tiene un mensaje para la juventud latina en Estados Unidos:
“Aprovechen las oportunidades, pero no se olviden de sus raíces. Sean agradecidos y trabajen con honestidad.”
Aunque su mirada sigue siendo positiva, confiesa que a veces se siente preocupada por la situación del país y por los desafíos que enfrentan las nuevas generaciones. Sin embargo, nunca pierde la esperanza.
Doña Ramona es un ejemplo vivo de resiliencia, amor y gratitud. Su historia inspira no solo a su familia, sino a toda una comunidad que la admira y celebra su vida.
