El gobernador Jeff Landry declaró estado de emergencia en la prisión de Angola por falta de espacio para reclusos violentos, lo que permitirá reabrir Camp J, clausurado en 2018 por motivos de seguridad.
El gobernador de Louisiana, Jeff Landry, declaró el 25 de julio un estado de emergencia penitenciaria ante la falta de camas disponibles para alojar a reclusos violentos en la Penitenciaría Estatal de Louisiana, conocida como Angola. La medida permitirá reabrir Camp J, un complejo dentro de la prisión que fue cerrado en 2018 tras múltiples problemas de seguridad.
La orden ejecutiva, vigente hasta el 23 de agosto (con posibilidad de prórroga), permite al Departamento de Seguridad Pública y Correcciones suspender los requisitos normales de contratación y licitación pública, con el fin de acelerar las reparaciones urgentes en la infraestructura del complejo.
Camp J: un historial de fallas y renuncias
Camp J fue cerrado tras una serie de incidentes graves. Según el decreto de Landry:
- En los primeros siete meses de 2017, se hallaron docenas de armas dentro del complejo.
- Alrededor de 85 oficiales penitenciarios asignados a Camp J renunciaron, se jubilaron o fueron despedidos en menos de un año, debido a los “complejos desafíos” que enfrentaban en esa unidad.
- Se reportaron fallas en los sistemas de cerraduras de las celdas, lo que permitía a los internos forzar las puertas y eludir los controles de seguridad.
La orden afirma que Camp J necesita mejoras estructurales urgentes para garantizar condiciones mínimas de seguridad tanto para el personal como para cualquier visitante.
Por qué se tomó esta medida
Angola, una de las prisiones más grandes y controvertidas de Estados Unidos, actualmente enfrenta una crisis de capacidad ante el aumento de internos clasificados como violentos. Según el estado, no hay espacio suficiente en las instalaciones operativas para alojarlos con las condiciones de seguridad necesarias.
La reapertura de Camp J, aunque polémica, se presenta como una solución inmediata para evitar riesgos de seguridad y hacinamiento.
Reacciones y preocupaciones
Defensores de los derechos humanos han mostrado preocupación por la reapertura de Camp J, conocida por su historial de maltrato y condiciones inadecuadas. El complejo fue objeto de múltiples denuncias antes de su cierre, incluyendo reportes de abuso, confinamiento prolongado y acceso limitado a atención médica.
