El Congreso peruano aprobó por mayoría unánime (124-0) la vacancia presidencial de Dina Boluarte, citando su incapacidad para contener el aumento de la criminalidad, su gestión controversial y acusaciones de enriquecimiento ilícito.

¿Por qué fue vacada?
Los legisladores parlamentarios argumentaron que Boluarte incurrió en abandono de funciones, especialmente al no delegar el mando durante una cirugía estética no informada, lo que violaría los artículos 114 y 115 de la Constitución peruana.
También se le señaló por su incapacidad para combatir la ola de violencia criminal, dado que, entre enero y agosto de 2025 se reportaron más de 6,000 homicidios en el país.
Su gobierno enfrentaba múltiples investigaciones por corrupción y enriquecimiento ilícito, con cuestionamientos sobre su ostentoso uso de joyas (relojes Rolex) frente a su bajo salario oficial.
En menos de una década: una sucesión sin precedentes
La vacancia de Boluarte no es un caso aislado. Perú ha sufrido una sucesión de crisis presidenciales con frecuentes cambios en el Ejecutivo:
- Pedro Pablo Kuczynski (2016-2018) renunció ante una inminente vacancia por el caso Odebrecht.
- Martín Vizcarra (2018-2020) fue destituido por “incapacidad moral permanente” tras acusaciones de corrupción.
- Manuel Merino (2020) solo duró cinco días como presidente (noviembre 2020) antes de renunciar por protestas masivas tras la vacancia de Vizcarra.
- Francisco Sagasti (2020-2021) asumió como presidente de transición hasta las elecciones generales.
- Pedro Castillo (2021-2022) fue vacado el mismo día que intentó disolver el Congreso.
- Dina Boluarte (2022-2025) ahora se suma como otro presidente que no completa su mandato.
Desde 2011, el último presidente en completar un mandato fue Ollanta Humala (2011-2016). Esta cadena de vacancias y renuncias ha contribuido a una parálisis institucional crónica, debilitamiento del Poder Ejecutivo y desconfianza cívica en Perú.
Implicaciones y retos para el país
- Débil gobernabilidad: con presidentes que no alcanzan siquiera medio periodo, implementar políticas de largo plazo es casi imposible.
Conflicto entre poderes: el Congreso frecuentemente actúa como tribunal político contra presidentes, erosionando el sistema de pesos y contrapesos.
Crisis de confianza ciudadana: la población ve al Estado como ingobernable, lo que alimenta protestas, apatía y polarización. - Urge reforma constitucional: muchos analistas coinciden en que es necesario definir con claridad las causas de vacancia para evitar su uso arbitrario.
- Reto de legitimidad para quien asume: José Jerí hereda un país polarizado y debe liderar hasta las elecciones previstas a abril de 2026.
José Jerí asume la presidencia de Perú tras la vacancia de Dina Boluarte: ¿quién es y por qué genera incertidumbre?
Tras la vacancia de Dina Boluarte, el presidente del Congreso, José Jerí Oré, juró como nuevo presidente del Perú, en medio de una ola de inestabilidad política y desconfianza institucional. Su llegada al poder ocurre en uno de los momentos más críticos de los últimos años, con un país fragmentado, altos índices de violencia y una ciudadanía escéptica ante sus autoridades.
José Enrique Jerí Oré, de 38 años, es un abogado limeño egresado de la Universidad Nacional Federico Villarreal y la Universidad Inca Garcilaso de la Vega. Fue elegido congresista por el partido Somos Perú y en julio de 2025 se convirtió en presidente del Congreso, puesto que lo colocó primero en la línea de sucesión.
Su carrera política ha estado marcada por un perfil discreto, pero también por señalamientos de presunta corrupción y beneficios indebidos, denuncias que él ha negado públicamente. Aun así, su ascenso a la presidencia lo convierte en el séptimo mandatario en menos de una década, reflejo del profundo desgaste del sistema político peruano.
Existen también denuncias formales contra José Jerí por presunto abuso sexual / violación, aunque la investigación fue archivada por falta de pruebas. La acusación surgió en enero de 2025, tras una fiesta de Año Nuevo en la ciudad de Canta, donde la presunta víctima afirmó que perdió el conocimiento y luego despertó con dolor en sus partes íntimas.
El caso fue admitido en un juzgado civil de Canta, que dictó medidas de protección para la denunciante y ordenó que Jerí fuera sometido a tratamiento psicológico por “impulsividad y comportamiento sexual patológico”.
Sin embargo, el 12 de agosto de 2025, la Fiscalía (dirigida por Tomás Gálvez) archivó la investigación, argumentando insuficiencia de evidencia para continuar.
También se le imputó un cargo adicional por desobediencia a la autoridad, al no cumplir una orden judicial de tratamiento psicológico.
Aun así, estas denuncias y su archivo posterior alimentan críticas, desconfianza y debates sobre la idoneidad de Jerí para liderar el país en medio de tanta inestabilidad.
La vacancia de Dina Boluarte es la más reciente manifestación de un patrón letal de inestabilidad en Perú. Aunque responde a motivaciones específicas —crisis de seguridad, acusaciones de corrupción, manejo cuestionable del poder— su remoción también forma parte de un ciclo en el que los presidentes no pueden gobernar porque el sistema político peruano no los deja. Para muchos peruanos, la pregunta ya no es quién lo hará mejor, sino cuándo empezará un gobierno que pueda terminar su periodo.




