El presidente interino enfrenta rechazo ciudadano, denuncias por corrupción y cuestionamientos por su historial.

Lima, Perú.- El nuevo presidente interino del Perú, José Jerí, ha iniciado su gestión en medio de protestas masivas, denuncias por corrupción y cuestionamientos sobre su legitimidad. El 15 de octubre, miles de personas —en su mayoría jóvenes— marcharon en Lima y otras ciudades exigiendo su renuncia, tras la destitución de Dina Boluarte.
La protesta dejó un manifestante muerto y más de 100 heridos, según la Defensoría del Pueblo, lo que agudizó aún más el descontento. “Este señor no califica como presidente”, expresó un organizador del colectivo Generación Z, que lideró parte de la movilización.
Apenas unos días antes, Jerí encabezó un operativo en los penales de Ancón y Castro Castro, en una aparente estrategia de “mano dura” contra el crimen organizado. La puesta en escena, que lo mostraba con camisa blanca y jeans rodeado de internos en el piso, recordó a muchos el estilo mediático del presidente salvadoreño Nayib Bukele.
CUESTIONAMIENTOS Y DENUNCIAS
José Jerí asumió el poder el 10 de octubre, pero su historial ya genera controversia. Fue investigado por presunta violación sexual en enero de 2025, aunque la Fiscalía archivó el caso en agosto por falta de pruebas. Además, enfrenta acusaciones de corrupción vinculadas a pagos irregulares durante su paso por la Comisión de Presupuesto del Congreso.
A esto se suman críticas por publicaciones sexistas en redes sociales entre 2011 y 2015. Algunas cuentas sugieren incluso que, tras asumir el cargo, habría eliminado contenido y dejado de seguir perfiles con contenido para adultos.
RECHAZO EN AUMENTO Y PETICIONES DE CAMBIO
La designación de Jerí no ha calmado la crisis política. Sectores de la sociedad civil piden su renuncia y proponen un congresista independiente para liderar el país hasta julio de 2026.
La percepción es que Jerí representa una continuidad del modelo de Boluarte, sostenido por los mismos partidos en el Congreso. “Es más de lo mismo”, opinó un manifestante. Además, se teme que otras instituciones como la Defensoría del Pueblo o el Tribunal Constitucional sigan cooptadas por intereses políticos.
Mientras Jerí intenta proyectar una imagen de apertura y diálogo, su gestión enfrenta una fuerte oposición en las calles. El recuerdo reciente de Manuel Merino, quien renunció tras cinco días por presión popular, revive entre muchos peruanos.




